jueves, 24 de junio de 2010

¿Cómo qué el mundo se acaba?

A veces suelo escuchar noticias, mas por imposición a que yo quiera, ya que vivo en Ventanilla, un distrito bastante alejado del Callao, no es que la tecnología no halla llegado, Ventanilla es uno de los distritos mas tecnomaniacos; todo el mundo se compra la última novedad, pero como todo lugar en el mundo tiene sus zonas; y yo vivo en un Asentamiento Humano, bueno como la gran mayoría; pero mi casa está ubicada justo al costado de un cerrito que evita que casi todas las señales de televisión lleguen a mi querido televisor, salvo el de las repetidoras de ciertos canales, como el canal del mundial, el hermano menor del canal del mundial, el canal latino, y el canal cristiano para la familia.

Bueno, pero cuando llego a mi casa usualmente me gusta ver las películas piratas que mi hermano y yo compramos en el mercadito del vecino Asentamiento Humano de Angámos, de un pata gordito que por cierto le encanta el metal.

Y bueno, pero hay días en que he visto todas las películas, y aún las que gusta ver por mas de 30 veces ya aburren, regreso a ver la televisión nacional antes mencionada y obvio solo los noticieros están a la orden de la noche; las noticias pululan entre el mundial y los escandaletes políticos del mes o de la semana, mezclándose un poco con las noticias agrias de muertes de accidentes y para amenizar: la vida y obras de la farándula chicha de mi querido país.

Pero, de pronto cambio de canal al canal cristiano de la familia, y dan noticias de un canal extranjero y quedo pegado con la economía en Alemania, y la ligera subida del Euro, los problemas de Barack y los conflictos con Afganistán, y como Europa está resentida en su economía.

Cuando de pronto tocan un tema, el petroleo derramado en el Golfo fe Mexico, y como la compañía a logrado una bien planeada estrategia de desinformación, y no solo eso, el verdadero problema que esto suma ya a la decadente estructura biológica de nuestro planeta, que de por sí ya se ve muy afectado por el problema del calentamiento global, y como ya comenzaron los grandes éxodos de los poblados, porque los recursos naturales se están acabando, eso si es un problema muy mayúsculo.

Y me pongo a pensar en el Perú, sobre todo en Lima y el Callao, y no le había tomado mucha importancia, al caudal del majestuoso río Rimac, el famoso "Río Hablador" de antaño, y noté que por su cauce solo corre un hilo de agua, totalmente fétida, es mas yo creo que solo son los desperdicios que la ciudad vierte día a día en él.

La cosa es preocupante, ya que este río, siempre ha sido el gran abastecedor del agua potable requerida para la gran Capital y el Principal puerto del Perú, y no solo eso, los grandes y hermosos nevados que hermoseaban nuestra gran cordillera andina, están retrocediendo, sume esto a todo lo que está pasando con los grandes glaciares polares, se están derritiendo y están logrando que el nivel del mar vaya en aumento, a provocando con esto que algunas islas desaparescan, esto señores es alarmante.

El centro del problema es la misma humanidad, nosotros hemos provocado todos y cada uno de los problemas ambientales de los cuales hoy somos víctimas, la solución para el retraso de nuestro propio aniquilamiento, es solo nuestra.

La concientización no solo debe ser por parte de los gobiernos centrales, si no de cada ciudadano, de cada persona, cada varón, mujer o niño que habita este hermoso planeta, y sobre todo este hermoso país lleno de riquezas naturales.

Dios nos hizo administradores, no destructores, nos dijo enseñoread, no desordenad, el ser humano ha venido haciendo todo al revéz, pero nada se logrará si primero no levantamos la mirada al cielo y al nuestro alrededor para darnos cuenta que lo que alguna vez dijera Pablo sigue siendo vigente, "por lo cual la creación clama a una, esperando su redención".

Solo si volvemos a Dios esto será posible, ya que es su creación, y por lo tanto el tiene la respuesta correcta a los problemas, no quito que lo que venimos haciendo continuamente para poder defender la naturaleza, esta bien; pero siempre debemos volver a Dios.